Viviendo la era de la indignación
Hecho probado
En la era de las advertencias y los espacios seguros, nos volvemos adictos a nuestra propia indignación de autodeterminación. Así es como hemos llegado hasta aquí.
La conectividad y su paradoja
En la década de los 90, había un
gran optimismo sobre Internet. La idea de que pudiéramos reunir toda la
información y todos los puntos de vista en una sola red suscitó la esperanza de
que la gente se volviera más tolerante, tolerada y agradecida con los demás.
Pero en muchos casos ha ocurrido lo contrario. De hecho, parece que cuanto más conectamos a personas dispares y les mostramos puntos de vista diferentes, más se enfadan porque esos puntos de vista diferentes existen en primer lugar. Como resultado, se produce un endurecimiento de las divisiones entre los diferentes grupos demográficos de personas, y la misma tecnología que fue diseñada para unir a más personas está, en muchos sentidos, separándolas como nunca antes.
3 cosas que hace el Internet no solo redes sociales
1). Ahora es más fácil buscar y
encontrar información que ya confirma tus creencias o sentimientos preexistentes.
Así, si crees que es injusto que un político pierda las primarias demócratas,
siempre hay "noticias" a un clic de distancia que pueden confirmar
esa sensación. O si crees que los medios de comunicación están haciendo parecer
a Joe Biden un bufón de forma injusta, siempre hay información que lo respalda
a un clic de distancia. O si crees que el cambio climático no puede estar
ocurriendo, hay información que lo respalda y está fácilmente disponible. Si
crees en una señal del fin de los tiempos... ya entiendes el punto.
Todo está disponible
inmediatamente, lo que refuerza tus creencias y suposiciones preexistentes y
hace más difícil desafiarlas. Y sin la capacidad de cuestionar tus creencias y
suposiciones inmediatas, cosas como el crecimiento, la tolerancia y una mayor
comprensión se vuelven realmente más difíciles de lograr.
2). Los medios de comunicación de
Internet se ven alentados a encontrar la información más sensacionalista y
escandalosa posible, ya que es la información que atraviesa todo el ruido y llega
más lejos en la economía de la atención. La información no se esculpe por la
validez, la importancia o la exactitud de los hechos, sino por la respuesta
emocional. Algunas de estas acciones son llevadas a cabo conscientemente por
las publicaciones y los medios de comunicación, otras son simplemente el
resultado del propio sistema.
3). La gente está ahora más
distanciada de quienes no están de acuerdo con ellos o ven el mundo de forma
diferente a ellos. En el pasado, cuando la única forma de comunicarse era cara
a cara, si te encontrabas con alguien que no estaba de acuerdo contigo, podías
ver las micro expresiones, el tono y el lenguaje corporal que había detrás del
desacuerdo. Probablemente, usted podría ver que el desacuerdo era bien
intencionado y que la persona que no estaba de acuerdo con usted no era un
individuo terriblemente depravado, sino simplemente alguien que veía el mundo
de manera un poco diferente. Pero hoy en día las personas no son más que
personajes en una pantalla. Están tan lejos de ti y el matiz de sus creencias y
expresiones se pierde en los fragmentos que viajan de una pantalla a otra. Como
resultado, tendemos a asumir lo peor de los demás, convirtiendo a las personas
que no están de acuerdo con nosotros en caricaturas o estereotipos que sólo nos
hacen enfadar más.
La indignación es una Adicción
No sólo parece haber más
indignación en todos los sectores de la sociedad, sino que, como probablemente
haya notado, esta indignación parece aumentar constantemente. La gente que se
quejaba hace diez años de que ya no había árboles de Navidad en los centros
comerciales, ahora afirma que hay una "guerra contra la Navidad" y
una vasta conspiración secular/teísta para desarraigar el cristianismo de la
sociedad mundial. Las personas que hace unas décadas pensaban que la carne roja
podía causar algunos problemas de salud, ahora afirman que los médicos
ocultaban en secreto las curas del cáncer para poder saquear a la gente y
conseguir más dinero. La gente que antes se quejaba de las subidas de impuestos
del gobierno ahora ve cualquier aumento de la tasa impositiva como un signo de
comunismo, fascismo y más dinero para los corruptos.
Nos gusta sentir una cierta
superioridad moral sobre los demás. Nos gusta sentir que estamos en el lado
correcto de la historia y que tenemos una cruzada moral significativa para
luchar. Y en ese sentido, hay un extraño placer y satisfacción en medio de la
ira. Incluso cuando estas batallas morales nos molestan, alimentan nuestro
creciente sentido del derecho: la sensación de que merecemos un mundo mejor del
que tenemos, de que somos de alguna manera mejores que la vida que nos ha
tocado.
Y cuando todo el mundo,
independientemente del bando, se siente con derecho y víctima, y cuando hay un
sinfín de información disponible para reforzar la propia burbuja ideológica a
un clic de ratón, entonces las cosas se complican.
Nosotros y el Internet
Hasta ahora, en la historia de la humanidad, la tecnología ha sido la salvadora de nuestra especie. Ha propiciado enormes avances en productividad, infraestructuras, medicina y calidad de vida. La mayoría de las personas ya no trabajan como campesinos en tierras feudales, ya hay menos personas esclavizadas, hay más educación e igualdad de trato para las mujeres, las minorías y los pobres que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad. Y gran parte de ello puede deberse a los excedentes y beneficios que proporciona la innovación tecnológica.
Muchos creen que la tecnología
seguirá liberándonos y salvándonos de los problemas del mundo. Personas como
Mark Zuckerberg hablan abiertamente del ideal de "conectar el mundo",
como si los beneficios de esta idea fueran evidentes.
Pero, ¿y si la tecnología avanza
más allá de nuestra capacidad humana para aprovecharla y beneficiarse de ella,
y el hecho de arrojar un sinfín de información a la humanidad, en lugar de
iluminarla, sólo acentúa sus peores instintos?
¿Y si simplemente no tenemos la
capacidad psicológica para afrontar las nuevas fronteras que estamos cruzando?
El tiempo lo dirá, por supuesto.
Cada avance tecnológico ha traído consigo un nuevo subconjunto de problemas.
Pero mientras que la prensa escrita, la televisión y la radio nos dieron
generaciones para adaptarnos, ahora sólo tenemos unos pocos años, o incluso
meses, para adaptarnos al ritmo cada vez más rápido de esta época.